Herramientas de Fluke resistentes

Herramientas de Fluke resistentes

Inmersiones, caídas, choques o quemaduras: los medidores de Fluke son resistentes como ningún otro instrumento de comprobación. El secreto yace en un diseño resistente, pruebas extremas y comentarios de los usuarios que nos ayudan a preparar nuestros medidores para lo peor.

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Historias reales

Atropellado por un autobús

¿Cuántas veces ha dicho: "Vaya, me siento como si me hubiera atropellado un autobús"? Pues hay un multímetro digital Fluke en Chicago que conoce dicha experiencia. Albert Abaravicius estaba de servicio un viernes por la noche en febrero, trabajando para la autoridad de tránsito de Chicago. Abaravicius estaba en la fosa para mantenimiento con un multímetro 75 III de Fluke intentando descubrir por qué la bocina de un autobús no funcionaba. El multímetro 75 de Fluke detectó una toma de masa dañada en la bocina. Abaravicius reparó el problema, arrancó el autobús y lo devolvió a su aparcamiento para pasar la noche. "Cuando volví del área de estacionamiento, vi el medidor en el suelo, junto a la fosa", dijo. "Había pasado por encima del medidor de Fluke con el autobús. Lo recogí pensando que tendría que tirarlo. Pero lo encendí... ¡y funcionaba!" Abaravicius explica que el autobús pesaba un total de 11.340 kilogramos y que el medidor no tenía ni un rasguño. "¿De qué está hecho este instrumento?" preguntó, y contó la historia a Fluke. "Puedo asegurar que es verdaderamente indestructible".

Lanzado a un pozo

Ivar Zabaleta es un técnico de electrónica que realiza mantenimiento en el lugar de trabajo para empresas de Bolivia. Hace poco, una empresa minera llamó a Ivar para que solucionara un problema. Ivar pasó dos días reparando el equipo a 137 metros bajo la superficie, con su DMM colgando del cinturón. Cuando acabó, Ivar volvió a la superficie en el viejo ascensor de la mina. Cuando llegó al nivel del suelo, golpeó levemente el lateral del ascensor al salir. Bajó la mirada con horror y vio su medidor amarillo brillante desaparecer a través del estrecho espacio entre el ascensor y la pared de la galería. Siguió su descenso hasta que se perdió en la oscuridad. Un técnico de la empresa de minería negó con la cabeza y explicó a Ivar que la galería tenía 182 metros de profundidad y unos 3 metros de agua al fondo. "Con pena, di por perdido mi Fluke", recuerda Ivar. Poco después, alguien encontró el medidor de Ivar empapado en el fondo de la fosa, lo empaquetó y se lo envió. "Cuando recibí el multímetro estaba mojado y sucio", comenta. "Lo desmonté para limpiarlo y quitar toda la humedad, después lo encendí, ¡y funcionaba perfectamente! Solo estaba dañada una de las puntas de prueba".

Quemado en el fuego

Cuando Harlan O'Hara llegó a su casa, los bomberos estaban haciendo una abertura en el tejado para crear una salida para el fuego. Una vela que se había quedado encendida sin vigilancia se había convertido en un gran incendio que había quemado parte de su casa de un piso en San José, California, y había dejado daños en casi todo el resto. O'Hara, ingeniero electrónico de Intel, y su familia perdieron la mayoría de sus posesiones en esa parte de la casa. Así que O'Hara no tenía muchas esperanzas para su multímetro digital Fluke, que se había quedado sobre una cómoda fuera del dormitorio en el que se había originado el fuego. La carcasa se había derretido para formar una especie de charco sin forma y la superficie de la pantalla se había arrugado y vuelto opaca. "Era un (modelo) 87 original", recuerda O'Hara. "Probablemente ya tenía 10 o 12 años. Sencillamente lo encendí y funcionó. La retroiluminación se encendió." O'Hara no pudo ver las lecturas hasta que sacó la superficie de la pantalla dañada. "Cuando la saqué, se veían los números", explica. "No me lo podía creer".

Estallado por seguridad

Cuando un electricista de la planta de fabricación de Kawasaki en Lincoln, Nebraska, cogió prestado el ScopeMeter® 199 de su padre para utilizarlo en una clase de formación en las instalaciones, no tenía ni idea de lo que le esperaba. Robaron el 199 y el maletín de transporte de su vehículo cerrado antes de que pudiera devolver el medidor a casa. "Parece ser que los ladrones lanzaron la unidad desde el coche cuando los perseguía la policía", explica el representante de Fluke Rick McCoy, que llevó a cabo la formación. Los sobresaltados policías no sabían qué había en el maletín negro que habían tirado del coche fugitivo. Cuando los bomberos lo procesaron con rayos X, determinaron que el "maletín negro" estaba lleno de cables y algún tipo de equipo con aspecto de eléctrico. "El cuerpo de bomberos decidió estallar el maletín con un dardo explosivo y empapó el contenido con agua para curarse en salud", añade McCoy. "Después de explotar el maletín, cortaron todas las puntas de prueba para estar absolutamente seguros de que el osciloscopio no volaría por los aires". Para cuando las autoridades estuvieron seguras de que el anegado ScopeMeter no suponía ningún peligro, habían destruido el 80T-IR del electricista, así como sus pinzas de corriente CA/CC, el maletín de transporte del 199 y todos los demás accesorios del ScopeMeter. Sin embargo, sorprendentemente, el proyectil que lanzaron al maletín se desvió y no le dio al 199 en sí. Los electricistas de Kawasaki devolvieron el 199 al taller, lo secaron, le conectaron un juego de cables prestados, pulsaron el botón de encendido y ya estaba listo para realizar pruebas un día más.

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