¿Una situación resbaladiza? No para los técnicos de las pistas de hielo de curling

Dave Staveteig, técnico jefe de hielo de USA Curling, utiliza el termómetro de infrarrojos Fluke 62 para comprobar la temperatura de una piedra de curling. La temperatura es un factor esencial en la interacción entre el hielo y las piedras de granito.

Es un juego que requiere una gran precisión y se juega con trozos de granito de 20 kilos, en el que el más mínimo cambio en el impulso o en la trayectoria puede suponer la victoria... o la derrota. Y el éxito de cada movimiento empieza y termina con el hielo. Por eso hay que medirlo.

Para Shawn Olesen y Quentin Way, técnicos de hielo voluntarios de USA Curling, crear un hielo con la calidad que exige una gran competición de curling puede ser todo un reto (o una oportunidad). Todo depende de cómo se mire.

Empezando de cero

El curling no es posible sin frío, así que no es de extrañar que la sede de operaciones de Olesen, Way y el técnico jefe en hielo del USA Curling, Dave Staveteig, se encuentre en Dakota del Norte.

La preparación de una competición importante de curling, como es el Campeonato Infantil del Granite Curling Club al norte de Seattle, supone poner a punto el hielo y empezar, literalmente, de cero... grados.

¿Qué hace del hielo un buen hielo? El objetivo es mantener la "uniformidad durante el acontecimiento", afirma Olesen, "de tal modo que los jugadores puedan realizar los lanzamientos que quieran y las condiciones del estadio no les obstaculicen. Se debe ser capaz de realizar el mismo tipo de lanzamiento a la misma velocidad y con el mismo efecto tanto en el primer partido como en el último.

Olesen, Way y Staveteig comienzan a pintar el hielo, inundar la pista con una ligera capa de agua y asegurar el nivel de la capa de hielo varios días antes del evento. Se rocían pequeñas gotas de agua en la superficie de la pista, en donde se congelan hasta convertirse en "piedrecitas" con dos funciones fundamentales. Dado que la capa de hielo debe estar nivelada, se rasuran las gotas de agua congeladas más altas, pero se mantienen visibles para mostrar las zonas en las que el hielo es más bajo y se necesita más agua. Cuando se termina el nivelado, se rocían nuevas "gotas de agua de juego" para ayudar al deslizamiento de las piedras y minimizar el roce.

¿Demasiado húmedo? ¿Demasiado seco?

Conseguir hielo de buena calidad y mantenerlo es un reto de múltiples dimensiones. El sistema de refrigeración de las instalaciones controla la temperatura de la capa de hielo, pero los elementos tecnológicos y la capacidad de estos sistemas pueden variar mucho. Cuando comienza un partido y docenas de jugadores comienzan a moverse enérgicamente de un lado a otro de la pista, mueven el aire y generan calor. Anticipándose a este efecto, el equipo encargado del hielo encenderá el sistema de refrigeración para mantener la temperatura óptima para el hielo.

La temperatura es esencial. Si es demasiado alta, el hielo se ablanda; si es demasiado baja, el hielo se quiebra. Según Way, la temperatura correcta es -4,7 °C (23,5 °F).

Mantener la temperatura del aire y la humedad también es fundamental. El hielo actúa como sólido y como líquido; dicho de otra manera, parece estar vivo. Se mueve, crece (si la escarcha captura la humedad del aire) o, si el aire está demasiado seco, puede evaporarse y encoger.

"Estamos constantemente comprobando el punto de rocío para evitar que la escarcha del edificio llegue a la superficie de la pista", dice Olesen. "Controlamos la temperatura y la humedad siempre y cuando sea posible".

"El punto de rocío ideal debería coincidir con la temperatura de la superficie del hielo", dice Way. "Cuando el punto de rocío baja hasta los -8 °C significa que ya se está perdiendo superficie de hielo". Que el sistema de climatización de unas instalaciones no pueda ofrecer las condiciones adecuadas (algunas instalaciones en localidades del norte no cuentan con aire acondicionado para compensar el calor ambiental) es algo que no agrada nada a los equipos que se encargan del mantenimiento del hielo.

"Las gotas de agua que se han rociado pueden deteriorarse y romperse, y eso aumenta demasiado la fricción", explica Olesen. "Puedes tener problemas con la escarcha o el hielo puede cambiar a lo largo del partido". "Si la temperatura del hielo aumenta tan solo un grado, su calidad podría verse afectada en mitad de un partido", añade Way.

Las condiciones del exterior pueden marcar la diferencia en el interior. Si la temperatura del exterior baja hasta los -6,6 °C en una localidad como Fargo, con solo abrir las puertas se enfriará el edificio y la capa de hielo, según Way Pero si afuera hay nieve húmeda, al abrir las puertas podría entrar aire húmedo y derivar en problemas de escarcha.

Otro de los retos en interiores es la distribución del aire. Son factores tales como el número de calentadores presentes, su localización y la dirección hacia la que dirigen el aire los que marcan la diferencia cuando se trata de llevar un buen mantenimiento de las condiciones del hielo. Algunas instalaciones envían el calor hacia el centro de la pista, mientras que otras lo dirigen hacia uno de los laterales. Para entender qué efecto tiene esto durante un partido y saber realizar los ajustes necesarios, es esencial que los técnicos en hielo vean lo que ocurre.

Medidas

El control del hielo se sustenta en las medidas, por lo que los técnicos registran las lecturas del aire y el hielo, además de las temperaturas de refrigeración y humedad a largo de la competición.

"Hace cinco años había un termómetro en mitad de la pista de hielo", explica Olesen, "y alguien tenía que entrar y comprobarlo cada diez o quince minutos".

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